"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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09-12-2019 |
Reportaje a un militante de la F.A.U. (2)
Redacción SURda.se
Pregunta. Nos vienen tomando por sorpresa, nuevos acontecimientos que comenzaron con los indignados en España, los estallidos sociales a nivel del capitalismo central, más recientemente los chalecos amarillos en Francia.
Los estallidos en Ecuador, pero sobre todo en Chile, que parecía un modelo neo liberal sin sobresaltos, se produce una movilización aluvional y muy combativa, sobre la cual, parecería que no hubiera conducción al viejo estilo, sin embargo, también en Bolivia se presenta un estallido que parecería surgir de otras causas, o con gobiernos que no parecen tener similitud,.
¿Estos sucesos, son señas de que las burguesías locales ya resultan a ser cuestionadas en su forma de representación política más eficiente y disciplinadora, o además de esto, es posible indagar en otras causas?Ya en la primera parte de nuestras preguntas el Militante de FAU nos pidió expresamente que fuera, previo a todo, una aclaración que él consideraba importante. La publicamos nuevamente, es la que va a continuación:
“ Antes que nada voy a puntualizar en primer término que trataremos de responder en base a posiciones y documentos que ha elaborado la organización sobre diferentes temáticas.
Pues nuestra tarea militante, personal, se ha dado siempre, en estos 70 años, en el marco orgánico y en él hemos participado, a través de distintas instancias colectivas, en esa elaboración, adecuación y reafirmación de posiciones. Además damos por descontado que lo que más debe interesar son las posiciones que FAU tiene en distintos campos sociales. Por supuesto que esto no excluye que en determinadas cuestiones precisas y quizás de detalles demos opiniones personales por las exigencias técnicas que contiene un reportaje. Incluso redactar de nuevo algunos contenidos para hacerlos más breves. De todas maneras trataremos que esas cuestiones se inscriban en la orientación general de la Organización.
Repuesta. La pregunta tiene varias puntas, desde lo de sorpresa, disciplinamiento a indagar en causas. Sin duda lo que está ocurriendo a nivel popular en todos esos y otros lugares es por demás importante y tiene su complejidad. Más aún mirado desde el marco de una concepción de ruptura. Son temas que abarcan una amplia problemática pero que son al mismo tiempo de urgente encare.
Todos estos levantamientos populares tienen un agregado de sorpresa en función de las categorías de análisis que habitualmente se usan. Algunas de ellas tienen mucho de pragmatismo otras son las categorías “académicas” consagradas. No faltan las que se postulan como “realistas” queriendo establecer la existencia de conceptos únicos y “naturales” capaces de dar cuenta de los hechos sociales sin más. Algo así como: pensá lo que quieras pero esto es lo que hay valor, toma el reformismo que hay y pegate unos gritos radicales si querés, dejate de embromar. Como no hay realidades dadas, que ya vienen con interpretación y todo, esto último que comentamos visto conceptualmente no tiene rigor alguno, más bien es una de las tantas producciones de tipo ideológico penetradas por el poder dominante a nivel del saber. Hermano o primo hermano de esos “sentidos comunes” que el sistema fábrica a destajo con gran eficacia.
A propósito, algunos estudiosos de cual y como es la presencia del poder dominante en el presente y el carácter que va tomando la resistencia a ese poder nos dicen que: “ Las sociedades de control están sustituyendo a las sociedades disciplinarias, por lo cual, en adelante habrá que inscribirse en luchas políticas específicas, en resistencias que no son marginales o el lado bueno de las relaciones de poder, sino activas en el centro de una sociedad que se abre en redes”.
Ese conjunto mundial de acontecimientos, de gente en la calle, luchando, algunos muriendo a mano de la brutal represión, cantidad quedando heridos y presos, reclamando con ira distintas cosas, están indicando toda una situación social de un gran volumen y de cierto contenido social de cuestionamiento al sistema. Es cierto, estas luchas populares tienen alguna semejanza con otros momentos históricos pero no hay duda que tienen mayor proporción y su especificidad.
La semejanza es con el periodo de la llegada de los llamados gobiernos progresistas, esos que lograron canalizar inquietudes, protestas y levantamientos populares, llevándolos finalmente al terreno de la institucionalidad burguesa. Pero son dos planos que debemos separar, los anhelos y necesidades populares y la instalación de estos gobiernos. Además mucho de esa actitud de los movimientos populares estuvo subyacente y hasta por momentos activa en todo este período. Fue el "Caracazo" en Venezuela, con la tremenda masacre de 1989; la larga resistencia y protesta social en Brasil que desde las importantes huelgas de 1970 contra la dictadura y la posterior fuerte lucha obrera de diversos sectores sociales; el movimiento social ecuatoriano, fundamentalmente el movimiento indígena que ganan la calle y voltean finalmente dos presidentes; el “que se vayan todos" de la Argentina que voltea al presidente; las guerras del agua y del gas en Bolivia que voltean a dos presidentes. Fue entre 1998 y 2007 que se instalan los gobiernos llamados progresistas que llegaron en anca de esta ola de levantamientos populares que ganaron las calles combativamente.
Estos gobiernos tienen algunos rasgos comunes pero al mismo tiempo los componen mezclas que tienen sus particularidades. En los hechos, todos ellos, trataron de integrar el movimiento popular al sistema, al conjunto de sus instituciones reproductoras y desde allí realizar algunas mejoras en relación con las condiciones de vida del pueblo y la situación resistente existente. La etapa final de estos gobiernos es ya materia conocida.
Sí, ese es un antecedente cercano. Ahora tenemos este último corto tiempo donde los pueblos han ganado las calles y bien puede decirse que a nivel mundial. Multitudes toman zonas, resisten a la represión, hacen barridacas, paralizan buena parte del funcionamiento del país en cuestión. Son además enfrentamientos combativos que manifiestan no solo una reclamación del momento sino que cuestionan cosas de fondo. Esto ocurre en Honduras, Haití, Puerto Rico, Ecuador, Chile, Colombia, Bolivia, Francia, Líbano, Irak, Irán y otros. Dentro, entonces, de las diferencias que tienen estos levantamientos populares hay elementos que son comunes y eso está diciendo mucho para este momento. Son alzamiento contra las políticas de austeridad y la corrupción, contra la miseria creciente, aumento de la desigualdad y múltiples injusticias. La brutal y asesina represión es la respuesta regular pero los pueblos enfrentan a esas fuerzas represivas y pese a muertos, heridos y detenidos mantienen su movilización y reclamos con firmeza. En el seno de muchos de estos movimientos multitudinarios no son pocos los que manifiestan una crítica a fondo, y plantean la necesidad urgente de otra forma de funcionamiento de la vida social. Esos combates están llenos de dignidad y odio hacia el capitalismo y esperanzas en realizar cambios de cierta profundidad. En nuestra área, como a nivel mundial, ha bajado de manera importante la credibilidad con respecto a la democracia burguesa, más en esta etapa capitalista de otro conjunto de relaciones constitutivos y otra racionalidad con respecto a los mecanismos de contención existente en la etapa de los llamados “estados de bienestar”. Aquellos derechos y libertades, producidos en pulsiones y enfrentamientos pero finalmente instrumentados para tratar de hacer más funcional el capitalismo ya no constituyen ni siquiera una preocupación secundaria a la actual estructura del poder dominante. Utilizan elementos de contención pero casi siempre rodeados de grosera violencia y de máscara casi invisible.De nuestra parte, por ser el lugar que corresponde directamente a nuestra acción, sin dejar de tener en cuenta lo mundial, nos importa analizar especialmente como se expresa esto aquí y los levantamientos que transcurren en nuestro Continente, que es a lo que apunta justamente la pregunta.
Muchos de estas expresiones de pueblo en la calle enfrentando al poder dominante y sus políticas concretas, preponderadamente neoliberales, aparecen como sorpresivas por su magnitud y continuidad. Chile es casi un caso paradigmático. Era el ejemplo de los neoliberales crudos y rudos, se había privatizado casi toda la vida social: producción, enseñanza, salud, etc. Pasaban los gobiernos de distinto signo y todo quedaba igual. La desigualdad social se mantenía o profundizaba, no había ni siquiera reformas de tipo asistencialista de alguna relevancia. Pero, el pueblo, después de un largo periodo de vida en esas condiciones no se acostumbró, no se disciplinó, en un momento se cansó y dijo basta, como resaltan sus consignas callejeras.
Sin duda lo de Bolivia tiene otros componentes pero hay presencia fuerte inicial de descontento popular (dentro de ello las organizaciones indígenas defraudadas e incluso movimiento obrero) que se intentó en todo momento capitalizar por una derecha organizada y con contactos estrechos con el imperio norteamericano. Es un golpe que merecería un análisis detallado y que aquí, por razones obvias, solo mencionamos. Al momento ya es una dictadura con algún disfraz barato, donde ejerce gobierno Jeanine Áñez, con apoyo de militares y derecha civil organizada más reconocimiento del imperio yanqui. Y una de las primeras medidas de este gobierno fue dar a la represión permiso para matar pueblo. Ese decreto impúdicamente asesino daba impunidad a los militares que reprimían las protestas de los partidarios de Morales. Era tan bestia que ahora tuvieron que retirarlo por el múltiple repudio internacional recibido. Pero claro está no por esto dejarán de reprimir., para los milicos los permisos legales no han sido impedimento.
Por la situación económica, política, social existente de un tiempo a esta parte, pese a intervalos de “viento de cola”, se estimó que este tipo de Procesos sociales podían venir y derivar en pueblos combatiendo en la calle. Esto fue motivo de análisis de nuestra Organización. Hay documentos que terminan afirmando que es la única salida para frenar la brutal política neoliberal en curso. Más teniendo articulación con los intereses geo-políticos de los que decretaron que éramos su “patio trasero”. Sí, fue y es toda una preocupación social política el entender el entramado existente y en particular los procesos de subjetivación que se producían, la capacidad de resistencia de los pueblos.
Trataremos de tratar temas lo más sintéticamente posible, pero son ellos de una importancia para este momento que no sé cómo nos irá en ese propósito. Las preguntas comprenden mucha cosa y si fracasamos en el intento les echaremos la culpa a ellas.
Hay un tema que tuvo fuerte presencia en determinados análisis y que nos parece medular ya que él tiene que ver en cómo se fue dando todo un proceso de resistencia de los de abajo durante un largo periodo y que se vincula con la expresión más sobresaliente en este momento.
Una pequeña reseña histórica capaz que clarifica lo que queremos señalar desde nuestro punto de vista y de donde estamos parados. No se nos escapa que hay análisis diversos que dan cuenta de estos fenómenos sociales modernos pero nuestra experiencia es directamente en FAU y desde allí opinaremos.
Nos parece, entonces, importante resaltar que fue preocupación de FAU desde los Congresos de 1986 hasta 1994 especialmente el ver temas estratégicos para este tiempo que fueran acompañados de propuestas de acción. Ahí estaba la posibilidad de pueblos en la calle, independencia de clase y movimientos sociales y la acción directa popular. No quiere decir esto que el tema se dio por acabado sino que la etapa posterior a 1994 más que nada fue de experimentación y de ajuste a los criterios estratégicos establecidos en principio.
Hay afinidad de lo que ocurre hoy y ocurrió antes de la llegada de los gobiernos llamados “progresistas” con planteos estratégicos-políticos de nuestra Organización. Pero, pese a la capacidad de resistencia que se estimaba y se tenía la esperanza que creciera, sería de soberbia tonta decir que no nos sorprende en nada el volumen y el carácter combativo que expresan hoy esos movimientos. El ver plasmada una hipótesis que tiene tanto de racionalidad como de esperanza.
En otro terreno cercano, está claro que una cosa es tener planteos generales que coinciden y otra muy distinta poder gravitar en ellos o darles ocurrentemente signos libertarios para tener más figuración en la escena o darnos exagerados autoestímulos. Sabemos que lo que define finalmente tener gravitación real en lo popular depende no sólo de planteos sino de la inserción que se logre. Hecha la pertinente aclaración vamos al rescate de los planteos a que hacemos referencia pues ellos son guía de nuestro accionar social-político.
Consideramos en los Congresos y Plenarios pos dictadura antecedente y posturas de periodos anteriores que estimamos eran una base para el proceso de puesta al día de nuestras posiciones en este periodo histórico que comenzaba. A la altura de 1994 se afirmaba:
“Podemos decir que desde sus inicios FAU se planteó la urgente necesidad de una especie de actualización de nuestras herramientas teórico-políticas que posibilitaran una “lectura” de nuestra realidad histórica que nos permitiera a su vez una acción social y política acorde con el proceso en curso. La preocupación de “una puesta al día del anarquismo” como se decía en ese entonces. Es así que ya a fines de la década del 50 del siglo pasado se planteó el tema de la construcción de Un Pueblo Fuerte. Ya a comienzos de la década del 60 el tema del Poder Popular. Especialmente desde 1963 en adelante estas preocupaciones fueron una constante y hasta el día de hoy no han dejado de estar presentes. Estos conceptos, junto a otros, estuvieron ahí animando prácticas y luchas de este tiempo. Pues ese fue el sentido, el de dotarnos de herramientas lo más idóneas posibles para la acción que debíamos desarrollar”.
Siendo así, en esta preocupación de refresco contante de los instrumentos que posibilitaran una acción social más acertada, ya el Congreso inmediato a la caída de la dictadura, en 1986, en el marco de la reconstrucción de nuestra Organización, se plantea y consideran temáticas como la de Frente de clases y sectores sociales Oprimidos, Pueblo Fuerte y Poder Popular. Se decía:
“Estaba claro, debíamos desarrollar nuestra propuesta libertaria en una coyuntura histórica específica. Hay en ella presente una serie de cambios que se han ido produciendo en el seno mismo de la sociedad capitalista, del sistema en general en todo un periodo. Cambios que requerían de las repuestas adecuadas. No era, no es, suficiente referirse sólo al núcleo duro y siniestro del sistema sino también a la envoltura que se da en determinados momentos históricos”…
“La revolución socialista y libertaria, precisamente por su contenido radicalmente anticapitalista y antiautoritario, sólo puede encontrar combatientes en las clases oprimidas. En ese sentido el papel central en un proceso revolucionario de orientación socialista y libertario le corresponde a las clases oprimidas”…
“Es preciso pensar en la construcción, como herramienta estratégica básica para la transformación social, de un frente de clases y categorías oprimidas que tenga como núcleo central a la clase trabajadora, que incluye a los trabajadores rurales, a la gran diversidad de trabajadores por cuenta propia -sector progresivamente engrosado por la crisis y las respuestas del sistema ante los cambios tecnológicos-, a los marginados que reclaman trabajo, al estudiantado, al indigenismo, al antirracismo, al feminismo anticapitalista, a los movimientos en defensa del eco-sistema, a sectores que reclaman diversos derechos o reconocimiento…”.
Se discutió que lo de núcleo central de la clase trabajadora en el Frente de Oprimidos era definición general, no significaba esto que en coyunturas concretas la iniciativa no corriera por cuenta de organizaciones sociales y que el movimiento obrero, o parte de él, posteriormente se plegara a esas iniciativas. Ya había varios ejemplos al respecto, hoy esto es más notorio.
S e intenta mantener una alternativa conceptual de ruptura frente a los numerosos planteamientos que proliferan en ese momento y que en lugar de tomarse con el rigor necesario el mundo social y las transformaciones que se han operado, por supuesto sin tocar su núcleo duro de sistema mundo Capitalista, terminan borrando o ignorando las significativas experiencias vividas, lo que va generando así estancamientos, ciertas fosilizaciones y el regreso a planteos y propuestas que insertan una vez más al pueblo en los triturantes mecanismos del sistema. Surgían preguntas:
“¿Cómo está específicamente el sistema hoy, en qué estado de combatividad se encuentra las poblaciones, como se expresa esto en América Latina, en nuestra formación social concreta?” Estas son algunas de las preguntas que se plantean en nuestros Congresos pos dictadura y que se procuró desarrollar posteriormente. Agregamos una consideración más que nos parece de importancia y que precisa algunas cosas que políticamente importan:
“Pero sería equivocado suponer que soñamos con insurrecciones inminentes para mañana, dentro de quince días o dentro de un año. Las insurrecciones solo se producen cuando vastos sectores populares organizados en un frente de clases y categorías oprimidas las asumen y afrontan como el único recurso de liberación y aplican su potencial en una coyuntura que abre posibilidades. Lo que sí debemos hacer ayer, hoy y mañana mismo es tratar de aportar nuestra contribución a ese proceso. Es promover y mantener en alto el espíritu de resistencia, lucha y organización. Lo que sí planteamos desde ya es la acción directa, concebida en sentido amplio, como necesaria práctica de las organizaciones del abajo para enfrentar la explotación capitalista y todas las formas de dominación. Lo que sí defendemos desde ahora mismo es la más amplia participación popular como principio de acción política y por lo tanto nos oponemos a todos aquellos ajetreos de dirigentes partidarios que al margen del pueblo e incluso de sus propios adherentes, pretenden interpretar las necesidades, las inquietudes y las expectativas de los oprimidos”.
En trazos gruesos, entonces, el frente de clases y categorías oprimidas a que hacemos referencia se constituye como una red de relaciones permanente, ligada programáticamente, de la multiplicidad de organizaciones de abajo capaces de expresar en la lucha los intereses inmediatos de estos sectores sociales y de desarrollarlos y profundizarlos en el sentido de metas y orientaciones de tipo transformador. Frente de clases y categorías oprimidas que vaya conformando sus formas organizativas eficientes para la lucha y el avance. Organización que concebimos como tejido de la Resistencia que opera en el seno del Pueblo Fuerte.
El conjunto de los sectores oprimidos cuentan con un poder en estado latente que deben trasformar en estado conciente: el poder de decidir el funcionamiento o la paralización de la sociedad y el sistema de dominación. Este poder resistente de Pueblo Fuerte es la raíz del poder popular, para cuya concreción se requiere una larga cadena de mediaciones. Entre ellas, y no precisamente la menos importante, es todo un proceso de subjetivación, ese que exige una importante toma de conciencia para dar pasos revolucionarios.
“La resistencia no es la imagen invertida del poder, pero es, como el poder tan inventiva, tan móvil, tan productiva como él. Es preciso que como el poder se organice, se coagule y se cimiente. Que vaya de abajo arriba, como él, y se distribuya estratégicamente» (Foucault).
Es con prácticas de resistencia, construyendo fuerza social y tomando activa participación en ella que se pueden formar embriones de la nueva civilización o del “hombre nuevo”, de otro sujeto. Digamos que este es el tema de cómo se transforma la conciencia, para usar el lenguaje clásico. Por lo que se ha visto la economía por sí no transforma la conciencia. Tampoco la participación popular por sí misma, por más que sea condición de posibilidades, ella debe ir junto a una forma de construcción basada en la democracia directa y otras prácticas y formas organizativas. Nos dicen algunos estudiosos: Lo que el sujeto vive y como lo vive cotidianamente, históricamente, en el marco de determinados dispositivos y luchas sería el elemento principal de cambios en su conciencia
La puesta al día de las herramientas teóricas y de combate que hemos estado mencionando no tiene nada que ver con cierta cultura que anda en la vuelta dos por tres: “La historia empieza conmigo”. Se trata antes que nada de tener en cuenta y valorar los esfuerzos cumplidos por los pueblos a través de su historia, las luchas para mejorar sus condiciones de vida. Junto al sometimiento que procuró y mucho logró el poder dominante, tenemos que el ser humano es al mismo tiempo también portador de resistencia durante todo ese tramo histórico. Portador igualmente de saber popular. Las innumerables luchas de los pueblos por justicia, por múltiples cambios sociales y culturales, por mejores condiciones de vida bien lo reflejan.
En este sentido podemos concluir en la importancia de la lucha política, ideológica, de acción directa, de participación real de pueblo. Sin duda de principal importancia en los tiempos históricos actuales en nuestro Continente, donde constatamos la derrota del marxismo real, las concepciones socialdemócratas y reformistas, la llegada violenta de la ideología neoliberal, la reducción de las acciones y los movimientos armados de liberación nacional, la derechización de las izquierdas institucionales que se van insertando cada vez más al sistema. Y en función de estos hechos contundentes, la intensa retomada de ideologías de ultra derecha que parecían derrotadas históricamente y que adquieren una nueva ropa y están con fuerza en la escena política.
Frente a todos esto hechos sociales, frente a la cultura que proclama el fin de las ideologías y de la historia, que declara el capitalismo y sus instituciones como la única realidad posible, es que actualmente la lucha decidida de los pueblos en la calle gana dimensiones estratégicas para la producción de un nuevo sujeto histórico, capaz de confrontar a tales concepciones dominantes en base a la acción directa. Articuladas colectivamente en expresión de resistencia y de avance convoca distintos sujetos sociales y los convierte en agentes capaces, dotados de “condiciones de posibilidad” para reescribir la historia y concebir nuevas relaciones sociales.
"Desde el momento mismo en que se da una relación de poder, existe una posibilidad de resistencia" dicen nuevas investigaciones. Así nos parece, mientras haya injusticia, explotación y opresión, habrá resistencia. Y esa resistencia estará alumbrando un futuro distinto, la posibilidad de la radical transformación de este infame y cruel orden social.
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